Guillermo Martin Moreno fotógrafo y escritor colombiano |
Por Guillermo Martin Moreno
Es fascinante ingresar a este
maravilloso mundo de las aves, un privilegio diría yo, luego visitar la reserva
El Encanto por invitación de varios amigos para pertenecer al grupo de
“Avistadores de Aves” o como se dice coloquialmente, “pajareros”. Claro que lo
es, pues Colombia tiene el honor de albergar casi dos mil especies de aves, ocupando
el primer lugar a nivel mundial, hecho histórico de lo cual debemos sentirnos
orgullosos.
Para quienes vivimos en el
departamento del Huila, de la hermosa región Surcolombiana, hay muchos lugares especializados
en ecoturismo para visitar. En tal virtud por invitación de ASORHUI, Asociación
Ornitológica del Huila, tuve la oportunidad de dirigirme al municipio de en
compañía de un grupo de amigos hacia el Sur del Huila, una tierra plena de
naturaleza, en predios de la vereda Santa Bárbara distante dos kilómetros del
área urbana del municipio de Palestina, a donde arribamos en una buseta, hacia
las siete de la mañana, equipados con ropa apropiada, cámaras fotográficas,
filmadoras, binoculares y otros elementos.
Al llegar fuimos recibidos por los
anfitriones de la Reserva Ecoturística EL ENCANTO, una familia amorosa, nativos
del campo, quienes de manera muy efusiva nos dieron la bienvenida, haciéndonos
sentir como en casa, pues de inmediato nos compartieron café, de suave aroma,
procesado de manera artesanal.
Después nos mostraron la finca y los
predios que iríamos a recorrer. También los pajaritos nos ofrecieron sus trinos
y sus vestidos de colores, ya que son muchos los que llegan a degustar
alimentos que les brindan en los comederos de la reserva. Después de una charla pasamos a degustar un
delicioso desayuno, con productos propios de la finca.
De inmediato iniciamos la sesión de
fotografía a las aves, registrando hermosas especies que son nativas de esta
región, como el toche montañero, toche pico de plata, torito cabecirrojo, pájaros
carpinteros, eufonías, azulejos, gorriones, mirlas, tángaras de diversos
colores, como la girola, la cebra, la palmera, entre otras, lo cual es un
espectáculo milticolor, que encanta los sentidos y alegra el alma.
Es que estar en este maravilloso lugar
nos hace entrar en comunión con el paisaje, es verdaderamente inspirador, hacia
donde miremos hay biodiversidad, dos ríos surcan esta reserva, con agua
cristalina, cuya rivera cuenta con palmeras, cedros, y muchas especies
arbóreas.
En la lejanía se aprecia el azul del
cielo, con montañas lejanas de la misma tonalidad, matizados con cultivos de
café, de maíz, o de algunos cítricos como las mandarinas, naranjas y limas. Subiendo
por los senderos adaptados para los turistas, sobresalen flores ornamentales,
algunas de jardín como las orquídeas, dalias, geranios, rosas, o gladiolos, y
otras silvestres como las epifitas, destacando las bromelias.
Por tal motivo no se hacen esperar los
colibríes, esos lindos pájaros que extraen el néctar y polinizan las plantas,
cumpliendo una misión muy especial para que perduren los ecosistemas, a la vez
que con su vuelo estacionario y adornos tornasoles de su plumaje, recrean
visualmente a los invitados.
Así proseguimos esta sublime experiencia,
retornamos a la bonita y acogedora casa elaborada en guadua, nos brindan jugo
para refrescarnos, y disponen la mesa para el almuerzo, exquisito y preparado
con el amor de esta familia.
De nuevo en marcha, pues el deseo por
observar nuevas especias, y realizar los registros fotográficos no pueden
aguardar, y claro en la tarde algunas aves que son más esquivas, forrajean
entre la pradera o el bosque, o se traslada entre los árboles frondosos. Esta
visita nos permitió ver de cerca una guacharaca o pava montañera, un cuco
ardilla con su cola larga, una oropéndola con su majestuoso vuelo, y una
juguetona ardilla.
En el Encanto también revolotean
delicadas y coloridas mariposas, que posan sobre hermosas flores, invitando a
ser fotografiadas para hacer parte de una bella postal. Al finalizar las
rutinas programadas para la jornada diurna, nos invitan a la mesa para
ofrecernos una rica merienda, torta casera de maduro y de choclo con una taza
de café con leche.
Una charla con los integrantes de esta
pujante familia, responsables de tener una maravillosa reserva, hecha con
esfuerzo, con sacrificio, con verdadera pasión, pues a pesar de la indiferencia
de las entidades públicas y privadas, se han sostenido, y siguen con
vehemencia, defendiendo la fauna y la flora; son dignos de admirar, unos
verdaderos titanes, a quienes ni la violencia ha podido derrotar.
Con nostalgia nos despedimos, luego de
los relatos y anécdotas, nos fundimos en un fuerte abrazo, de hermanos, de
paisanos, porque ahí no hay forasteros. Haciendo honor al nombre, en la reserva
“EL ENCANTO” quedamos encantados,
claro con ganas de regresar.
Por compromisos y otros factores
algunos regresamos al llegar la noche, pero este lugar ofrece alojamiento en
comodas y confortables habitaciones, camping, fogata, encuentros culturales, y visitas
guiadas para apreciar las aves nocturnas como búhos, murciélagos, entre otros
animales.
Sin duda una impactante experiencia,
recuerdo indeleble, sencillamente un espectáculo sublime. Por eso cordial
invitación para que vayan a ese lindo lugar, atendido con esmero por seres
humanos dispuestos a compartir su sabiduría y cariño.
Fotografías tomadas por Guillermo Martin Moreno en la reserva ecoturística El Encanto.
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